Será para resarcirnos del mal sabor de boca que nos dejó el mal tiempo del año pasado, que obligó a suspender buena parte del espectáculo, pero lo cierto es que este año hemos sido agraciados con un día absolutamente espectacular para disfrutar del show. Mataró está un poco lejos para nosotros pero el desplazamiento ha valido la pena. En esta edición la exhibición aérea estaba programado que se prolongara durante 6 horas; sólo pudimos estar las 2 horas centrales, una lástima, pero aún así hemos podido admirar estampas únicas como un caza acompañando el vuelo de un avión civil, el mítico Catalina escoltado por un hidroavión contemporáneo, un simulacro de rescate marino a cargo de helicópteros, las alarmas de los negocios de la fachada marítima de Mataró disparándose al paso de un F18, el aterrizaje en medio del público de un equipo de paracaidistas profesionales o las arriesgadas maniobras acrobáticas del equipo Repsol volando a 300 km/h. Una delicia. Con espectáculos así (y una logística acompañante impecable), se tienen asegurada que los fans acudamos de nuevo el año que viene. Os dejo algunas imágenes para que abráis boca. Excepcionalmente, también os dejo un enlace a Picasa donde tengo algunas de las 600 fotos que he hecho este año (
https://picasaweb.google.com/115285214076325872912/FestaAlCel2015).
Y porque no nos pudimos quedar más…
¡¡Volaban tan cerca como parece!!
Dos gigantes de la mano (y no es broma; cada uno tiene 30 metros de envergadura)
(confieso que esta es una de mis favoritas)
Una concesión a la vanidad porque este año estoy que no me cabe el orgullo en el cuerpo: las fotos están hechas con una réflex con enfoque manual (nada de autofoco), sin recurrir a los programas especiales para captura de objetos en movimiento a alta velocidad. Las que veis, además, no tienen ni un solo retoque. A base de pifiarla año tras año se ve que ya voy aprendiendo.
Había unos cuantos fotógrafos en la playa armados con Tamron de 600 mm. Este año, sinceramente, no me han dado ninguna envidia. Para festivales aéreos, si se cuenta con una buena posición, el objetivo de 300 cumple de sobras, es mucho más ligero (lo suficiente como para no obligar a llevar un pie de apoyo) y permite encuadrar con mucha más facilidad los aviones, sobre todo cuando maniobran a gran velocidad.
