El invierno ha sido bastante suave y seco, en primavera está lloviendo lo justo y aún hace bastante fresco aunque en las horas centrales el sol va empezando a trabajar cada vez más. Entre el desgobierno de abonados del verano pasado y el poco sol de que hemos disfrutado hasta ahora el resultado es que se termina abril y apenas hemos empezado con las floraciones. Algunas "-verias" y "grapto-" ya se han animado, los Sedums invernales aún están en ello y esta mañana he visto una tímida florecilla de una Mammillaria carmenae, la más madrugadora del género. Poca cosa, por tanto, para enseñar.
Y una curiosidad. Esta mañana me he personado en dos centros de jardinería. Craso error. No he caído en el "pequeño detalle" de que este fín de semana se celebra el día de la Madre, el peor del año para ir a estos sitios: están a reventar de gente a la caza de la floreta de temporada (gente que, por cierto, carga los carritos como si no hubiera un mañana jardinero) y retiran de los anaqueles cuanta planta cactácea/susculenta pudiera estar presente, como si fueran venenosas o yo qué sé. No se entiende, será que no hay en el mundo madres amantes de los cactus… Total, que sólo he encontrado unas bandejillas con composiciones de Sempervivums, muy monas pero nada interesantes y ¡sorpresa, sorpresa! tres ejemplares de Aeonium tabulaeformis. Mira que llevo años buscándolos y ha sido del todo imposible localizar un miserable esquejilllo y hete aquí que el peor día del año para los cactófilos voy y me encuentro con uno; trabajo me ha costado mantener la compostura y no sufrir un patatús de la emoción. Estoy que no me lo creo. Voilà!.
Ya que he sacado el tema y a sabiendas de que se me olvidará hacerlo el día que toca, dejo ya felicitadas a las madres del mundo. ¡Feliz día, chicas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario