Comment identifier un Gymnocalycium ? Franchement, cela est parfois impossible !
Esta frase, extraida de http://www.gymnocalycium.fr/, me llegó al alma en su día y aún hoy habita en lo más profundo de mi corazón. Tal vez sea porque en ella veo la excusa perfecta tras la que ocultar mi falta de habilidad para identificar especies de Gymnos, que son uno de los géneros que más me gustan y paradojicamente, más fácilmente reconocibles. Ineptitudes aparte, la taxonomía de los Gymnos es una auténtica pesadilla para el aficionado. ¿Quien no se ha tirado de los pelos una y otra vez poniendo y quitando cartelitos a sus gorditos despues de examinar cientos, qué digo cientos ¡miles! de fotos en libros y en internet?. La lista de nombres aceptados, sinónimos, no reconocidos y dudosos no diré que es interminable pero sí bastante larga. En la misma página web que he mencionado anteriormente se publica una lista con 43 páginas (ni cuarenta y dos ni cuarenta y cuatro, señora, cuarenta y tres) de nombres.
¿A qué viene tanto jaleo de nombres, especies, subespecies, variedades y mandangas?. A dos razones, en mi humilda opinión: una es que hay muchas poblaciones segregadas que hace mucho tiempo que se quedaron aisladas del hábitat principal en el que se encontraba la especie tipo y han evolucionado de manera diferente. La otra razón es que hay muchas especies cuyo hábitat se solapa y diría que se produce cierto grado de hibridación entre especies vecinas que hace que las diferencias entre dos especies no sean marcadas sino que haya una transición suave de caracteres entre ambas y ello ocasiona una enorme confusión a la hora de clasificar las formas intermedias.
En casa tengo 3 libros dedicados exclusivamente al género: los clásicos de Putnam y de Pilbeam y uno recientemente publicado por G. Charles. Los dos primeros circulan por internet (entiendo que ya no están protegidos por copyright porque se suelen encontrar anunciados como gratuitos en sitios más o menos serios dedicados a cactus y suculentas). El otro se lo compré directamente al señor Charles, un británico muy majete que me lo mandó dedicado (porque se lo pedí) y acompañado de una factura que es para enmarcar de lo mona que es. ¿Cual me gusta más de los tres?. Pues depende.
El libro de Putnam "Gymnocalyciums", editado en 1978, vale la pena como testimonio de un esfuerzo temprano por poner un poco de orden en el género pero leyéndolo se nota que los años no pasan en balde y contiene un montón de referencias muy anticuadas; las fotos, desgraciadamente, son en blanco y negro y de una calidad mejorable; en su día debieron de ser extraordinarias pero comparadas con las fotos que encontramos en las publicaciones modernas, claro, palidecen.
El libro de Pilbeam, "Gymnocalycium: a collector's guide", tiene una parte de generalidades de cultivo que encuentro muy útiles y está organizado por orden alfabético. Aún hoy mucha gente sigue considerándolo un libro de cabecera y en parte les doy la razón. Describe de forma somera muchísimas especies y subespecies, más de las que hoy en día se aceptan, pero si hacemos un pequeño ejercicio de abstracción, las descripciones aún hoy siguen siendo útiles para los aficionados que, como yo, no nos andamos con grandes pretensiones botánicas. Tiene mumerosoas ilustraciones en blanco y negro que muestran en detalle las espinas, las aerolas y las costillas y alguna imagen en color de floraciones.
"Gymnocalycium in habitat and culture", el libro de Charles, es muy reciente, de 2009. Está profusamente ilustrado con fotografías obtenidas de plantas en hábitat natural y, en menor medida, en cultivo. Sigue una clasificación más moderna, basada en la morfología microscópica de las semillas (ahí ya me pierdo) y simplifica considerablemente el género, posiblemente más de la cuenta incluso. Tambien tiene un capítulo sobre condiciones de cultivo que está muy bien y que da algún truquillo práctico francamente útil. Para quien esté muy metido en el mundillo dicen que es una referencia imprescindible; a los aficionados más pedestres creo que nos queda un poco grande.
Sin ser un libro, existe una publicación cuatrimestral gratuita en internet en la que se encuentran artículos bastante chulos sobre Gymnos . Se encuentra en http://www.schuetziana.org/, en el apartado de downolads. Para los que no sepais inglés, disponen de una versión en japonés, todo un detalle.
De entre los miles de páginas que pululan en internet sobre Gymnos, hay una francesa que me gusta mucho para identificar y que encuentro muy recomendable: http://gymnocalycium.free.fr/. Las descripciones, sin ser muy prolijas, creo que son muy apañadas. Cactuslove.ru no es una página específica de gymnos pero tiene una galería de fotos del género impresionante y es fantástica para desoxidar nuestros conocimientos del alfabeto cirílico. Existen muchas otras páginas de grupos especializados que se toman el tema muy en serio; yo, personalmente, me conformo con cosas más sencillitas y menos profesionalizadas.
Con todo ésto, ¿seremos capaces de llegar alguna vez a identificar ese Gymno anónimo que hace tanto tiempo que nos mira lastimeramente con cara de huerfanito desamparado desde su tiestecillo pidiendo a gritos un patronímico?. Pues creo que con un poco de paciencia sí. Si no llegamos a nada con nuestra fabulosa colección de libros o con la sapiencia desperdigada por los sabios inteneteros que con tanta dedicación crean y mantienen páginas y páginas monográficas, siempre nos queda en la recámara la bala de plata: usar el sentido común. Para los que no vivimos ni remotamente cerca del hábitat natural de los Gymnos y no tenemos tratos ni comerciales ni de otra naturaleza con proveedores del otro lado del charco, una postura inteligente es no empeñarnos en creer que tenemos una rareza botánica: si en los libros dicen que una especie es poco frecuente en cultivo no seamos vanidosos y no pretendamos creer que NOSOSTROS somos de los pocos afortunados mortales agraciados con un ejemplar. Tampoco seamos impacientes y pretendamos identificar una plantita en edad de guardería: aunque a veces sí que es posible, hay que tener siempre presente que las características típicas aparecen en los ejemplares adultos.
Muchas veces, basta simplemente con tener más o menos claro cuales son las especies que cultivan los viveristas que habitualmente nos suministran, meternos en la mollera que los Gymnos tienen la manía de no hacer dos ejemplares iguales y que para cada especie hay una tremenda variabilidad morfológica, preguntar a algún aficionado un poco más experto en el tema y, de todas las opiniones que se reciban, seleccionar la que sea más plausible para el sitio donde vivimos. Y, si no, siempre nos quedará el manido y muy socorrido recurso del "sp."
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