Anoche me armé de cámara, teleobjetivo y trípode y planté mis reales en el mirador de la Rabassada, que es un balcón sobre Barcelona situado en pleno Tibidabo. ¿Objetivo?: ver el espectáculo de los fuegos artificiales de las fiestas de la Mercé sin sufrir el agobio y los apretones propios de este acto y hacer pruebas de fotografía nocturna. Después de ver el decepcionante resultado de la sesión fotográfica juro que jamás volveré a ver con los mismos ojos imágenes de fuegos artificiales. ¡Nunca pensé que pudieran ser tan condenadamente difíciles de fotografiar!. Estas son algunas de las capturas menos penosas.
La siguiente cita con la cámara es la exhibición de vuelo en la Festa del Cel del próximo fín de semana. Foto diurna a alta velocidad en la playa, ¡chupado!.
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