Paseando a Miss Guillotina

Una idea que da cierto repelús cuando no se ha hecho nunca es la de decapitar las Echeverias. Dicho así suena fatal pero cuando una planta empieza a parecerse más a una col de huerta que así misma se hace imprescindible. Este año me he animado a sacar la cuchilla con una de esas enormes Echeverias híbridas que tenía un tronco de casi 30 cm de largo por más de dos de ancho y una cabeza que pesaba tanto que estaba a punto de saltar del tiesto. Hice el corte cuando creía que ya iba a empezar el calorcito, hace cosa de un mes pero lo cierto es que desde entonces no solo ha hecho bastante frío sino que ha llovido generosamente así que las apuestas estaban a 10 contra uno a favor de las pudrición por hongos. Los fantástico de la jardinería es que las plantas no dejan de sorprendernos y este caso no ha sido una excepción: la cabeza ha enraizado rapidísimamente y está tan arraigada que ya no la puedo mover de su sitio; sobre el tronco viejo, además, ya se ven asomar pequeños brotecitos. Si sigue así, el año que viene tendré una hermosa maceta llena de cabezas repolludas.